Me sentí muy contento porque era el más pequeño de los cuatro y porque mi maestro había confiado en mí.
Fuimos andando hasta el edificio donde se encontraba la radio. Allí había niños de otros colegios, todos íbamos a hablar del Día de la Paz.
La radio estaba en una habitación con una mesa, sillas, micrófonos, auriculares ... y había un hombre que era el locutor y era el que nos preguntaba y hablaba por la radio.
Cuando me tocó hablar me puse los auriculares y delante del micrófono conté las actividades que mi clase habíamos hecho en el Día de la Paz y también recité la poesía "La serpiente zampona".
Finalmente, cuando volvíamos al colegio, la seño Loli nos invitó a churros por lo bien que lo habíamos hecho.
Cuando llegué a mi clase me sentí muy feliz porque mis compañeros me habían escuchado por la radio y me dieron un gran aplauso.
Francisco G.R
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